Por: @JuanGratereaux
En la República Dominicana, alrededor de la mitad de la población vive en una situación de pobreza que se refleja en la distribución geográfica del país. Lo más preocupante es que según el reporte de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), dos tercera partes de los jóvenes en edad de trabajar están desempleados o atrapados en empleos de baja calidad, según informe de “Tendencias mundiales del empleo juvenil”.
En nuestro país, se estima que al menos el 15% de la población está desempleada, en nuestro criterio personal diríamos que mucho más. Podemos verlo reflejado en barrios y en pueblos donde jóvenes que se han desarrollado en el ámbito académico, tienen un impase para obtener trabajo o por lo menos uno que sea digno.
Los últimos estudios realizados por el Banco Central establecen que de acuerdo a estimaciones, el desempleo subió a 15.6% en el 2014, es decir, alrededor de 750 mil personas terminaran desempleadas y la economía crearía menos de 60 mil empleos, lo que quiere decir que actualmente, en este 2015, tenemos una tasa real de 15%.
Son preocupantes las últimas estadísticas reflejadas por el sector empresarial y los centros sindicales, pues muestran que independientemente que el gobierno dominicano está tratando de crear fuentes de empleos, el sistema laboral no ha podido desarrollarse y todo esto en vista de la falta de políticas laborales que existen.
Pero, muchos aún no le dan la importancia y no ven reflejadas las consecuencias de no crear las oportunidades a los ciudadanos, lo que provoca: 1) una brecha extremadamente grande entre ricos y pobres; y 2) quita la esperanza a los millares de ciudadanos que se han preparado para poder ser productivos en nuestra sociedad y que por falta de oportunidades no lo son.
Esta situación no queda ahí, el desempleo es muy peligroso, principalmente en los jóvenes, porque es una fuente que se convierte en un receptor para que la delincuencia florezca, por lo que urge que nuestra sociedad resuelva lo más pronto posible este tema, ya que ninguna política preventiva será eficiente si no reforzamos el ámbito laboral.
Hasta el momento, lo único que ha contribuido, siendo una fuente alternativa laboral, ha sido el auto-empleo y la informalidad, sí esa misma informalidad que tanto ataca una parte del sector empresarial porque ha servido de fuentes de superación y emprendedurismo a millares de trabajadores que no son reconocidos en sus labores, sin estas informalidades o el famoso pluriempleo, se hubiese generado “Un estadillo social en el país”, en vista de que no hay capacidad del sector empresarial para crear los empleos que demanda el mercado.
En este sentido, es lamentable que este factor genere una parte negativa, debido a que dicha informalidad provoca que la seguridad social hoy en día esté sostenida en un 45% de los trabajadores del sector público y privado. Razón por la cual, el 55% de los trabajadores se encuentran fuera del sistema de la seguridad social, lo que quebranta la Constitución y la Ley No. 87-01, la cual crea los mecanismos de protección mediante una serie de medidas públicas, contra las privaciones económicas y sociales.
Quiere decir que un 55% de los ciudadanos no tiene igualdad con los otros que si están inscritos, violando la propia Constitución, específicamente el artículo 39 sobre derecho a la igualdad y el artículo 60 sobre la ley de seguridad social.
En conclusión, en la actualidad estamos un poco atrasados en la materia laboral y necesitamos crear igualdades para aquellos que hoy no tienen esperanzas, por no tener un trabajo digno. Sin embargo, todas las propuestas son bienvenidas para el desarrollo de una nación, siempre y cuando no afecten los derechos de una parte clave de la población, siendo función esencial del gobierno, trabajar para crear una justicia social a los fines de fomentar el mantenimiento del empleo y con esto lograr una mejor calidad de vida para todos los trabajadores.