Por Eykis García Díaz


“Data is the new, Oil” Clive Humby, Matemático

No me mal interpreten, soy una admiradora de todo lo relacionado a tecnologías cognitivas, protección de data personal y por supuesto la inteligencia artificial. Que «les nuances » de cinismo en el entitulado no los engañe.

Pero luego de vernos enfrentados a esta crisis sanitaria, se amotina en mí una sensación de duda sobre dónde nos encontramos y ahora me pregunto : ¿Cómo nos ayuda verdaderamente la Inteligencia Artificial (IA) dentro de esta crisis?

Vamos a colocarnos en contexto desde la actualidad en el espacio Europeo. Primero:  The General Data Protection Regulation-GDPR (entrada en vigor el 25 de Mayo del 2018) representa el cambio más relevante e innovador en protección de data personal de la última década, en europa. Además, su campo de aplicación territorial puede alcanzar a los responsables de tratamiento de datos personales, que se encuentren establecidos fuera de la Unión Europea cuando el tratamiento de datos personales esté relacionado con la oferta de bienes y servicios en el espacio europeo[1].  

Segundo, la Inteligencia Artificial (la amiga y enemiga de la General Data Protection Regulation-GDPR, ver artículo 22 y los límites que afectan la IA) es definida de manera muy precisa y completa en la comunicación de la Comisión Europea al Parlamento Europeo de fecha 25.4.2018: La inteligencia artificial (IA) se refiere a sistemas que demuestran comportamiento inteligente en el análisis su entorno y tomando medidas – hasta cierto punto autónomas – para lograr objetivos específicos.

Los sistemas con IA pueden ser puramente de software, actuando en el mundo virtual (asistentes vocales, software de análisis de imágenes, motores de análisis de imágenes, imagen investigación o sistemas de reconocimiento de voz y facial, por ejemplo) pero la IA también puede ser integrada en los dispositivos de hardware (Robots avanzados, coches autónomos, drones o aplicaciones de la objetos, por ejemplo). Usamos la IA a diario, por ejemplo para traducir diferentes idiomas, generar subtítulos en videos o bloquear el spam[2].

Se entiende, que la IA nos ayuda y nos ayudará a enfrenter los más grandes desafíos e.g. el tratamiento de las enfermedades crónicas, encontrar vacunas más rápido, ya se ha comprobado que en Europa se han reducido las tasas de mortalidad en los accidentes de tráfico, que es clave para la lucha contra el cambio climático o anticipar el cambio climático o anticipar amenazas a la seguridad cibernética.

La IA ha sido clave dentro de esta crisis, ejemplo de esto es la celeridad con la que se iniciaron los ensayos clínicos. La sociedad de capital inglés BenevolentAI ha iniciado ensayos clínicos aleatorios para la identificación de un tratamiento potencial para COVID-19 usando inteligencia artificial.  

La empresa, anunció que identificó el fármaco baricitinib en una investigación reciente utilizando la inteligencia artificial y el aprendizaje automático. El ensayo de Eli Lilly investigará la eficacia y seguridad de la droga[3].

La geolocalización, es otro ejemplo de la utilización de la IA en la crisis sanitaria. El caso de Israel es similar a los de China y Corea del Sur, dos países en los que se rastrea a las personas en cuarentena, mediante una aplicación de telefonía móvil y en los que estas prácticas no ofenden al público. Quienes son amantes del cine, seguro recordarán el filme Gattaca y su presentación de una sociedad distópica con unos niveles de alertas y control siniestros.

En Israel una aplicación gratuita que destaca es HaMagen, en hebreo “el escudo”, lanzada a principios del 2020 por el Ministerio de Salud. Está disponible para teléfonos Android en Google Play, y para el iPhone en la App Store. Disponible en cinco (5) idiomas, esta aplicación usa la tecnología de geolocalización e informa a los usuarios sobre cualquier punto de contacto con los casos conocidos de COVID-19[4].

Ahora bien, esta misma presteza para encontrar respuestas es lo que expone los principales riesgos a la protección de derechos fundamentales, tales como : la protección de la data personal, el respeto de la privacidad y no discriminación y otras cuestiones de seguridad. Razones por las cuales el reconocimiento facial, no es una práctica generalizada en la Unión Europea (no olvidemos el GDPR y su infinita búsqueda de reconciliación entre la protección de derechos fundamentales y libertades con el poder y la continuación del desarrollo de la tecnología).

De otro lado, esta crisis nos ha demostrado también que hemos sentido una falsa sensación de progreso y que estamos más lejos de lo que queremos admitir. Si bien es cierto que la IA ha demostrado que en la función de búsqueda, investigación y controles es genial ; en cuanto a la   prevención me debo cuestionar :

Quid de la función de prevención de la IA frente a una crisis imprevesible e irresistible ?  En realidad no es tan simple como quisieramos. En un mundo donde las fronteras cada vez están menos divididas, no es simple rastrear, identificar o hasta medir con precisión un virus de esta magnitud y velocidad. En naciones como China, donde el reconocimiento facial está altamente desarrollado, con el soporte de la IA, este sistema experimentó dificultades  debido al uso de máscaras quirúrgicas.  

No cabe duda que la IA nos ha movilizado exponencialmente para facilitar los diagnósticos, las investigaciones, la robótica esto está claro. Inclusive, en este mismo año salió publicado el 19.2.2020 : El Libro Blanco sobre la Inteligencia Artificial de la Comisión Europea y es evidente la importancia de la IA y la que ya hemos logrado. Las economías más avanzadas, entienden la importancia de ser los protagonistas en la revolución de la IA, con inversiones impresionantes de millares de dólares y euros.

Una lectura muy interesante, ya que la Comisión Europea presenta los factores altamente negativos o riesgos que este mismo desarrollo puede exhibir, tales como : la falta de transparencia en la toma de decisiones, la discriminación de género, o por otros motivos, la intrusión en nuestra vida privada o el uso con fines delictivos[5].

Finalmente, la IA no es magia ha sido un desarrollo sostenido y continuo. Tomará tiempo, pero fortalecer las innovaciones en prevención utilizando la Inteligencia Artificial es vital. La falta de mecanismos efectivos de prevención, nos llevan al caos económico, social y político (elementos evidentes en esta crisis sanitaria). El siglo de la revolución de la IA le falta mucho por alcanzar.

“El ritmo de progreso de la inteligencia artificial (no me refiero a la IA estrecha) es increíblemente rápido. A menos que tengas una exposición directa a grupos como Deepmind, no tienes ni idea de lo rápido que crece a un ritmo cercano al exponencial. El riesgo de que ocurra algo seriamente peligroso está en el plazo de cinco años. 10 años como máximo[6].”

Elon Musk , 2014.  


[1]                 Reglamento general de protección de datos personales-RGPD o GDPR-General Data Protection Regulation:https://eur-lex.europa.eu/legal-content/FR/TXT/PDF/?uri=CELEX:32016R0679&from=FR

[2]          Comunicación de la Comisión Europea al Parlamento Europeo, el Consejo Europeo, El Consejo, el Comité Económico Social y el Comité de las Regiones : Inteligencia Artificial para Europa, 2018 : https://ec.europa.eu/transparency/regdoc/rep/1/2018/FR/COM-2018-237-F1-FR-MAIN-PART-1.PDF