Derecho a la educación e igualdad material
Por Nicole Mateo Rodríguez
Recientemente periódicos como el Listín Diario difundieron una noticia que consternó a muchos (incluyéndome), acerca de una joven que padece discapacidad auditiva, cuya madre no tuvo más alternativas que convertirse en su intérprete, acompañándola a tomar clases en la universidad a la que su hija asiste.
Dice el titular del periódico: “madre se va a clases como intérprete de su hija sorda”1, luego de leerlo pueden generarse dos sentimientos: admiración hacia la tenacidad de una madre abnegada, quien movida por el deseo de remover cualquier barrera que impida que su hija pueda educarse, se convierte en su compañera de clases. Al mismo tiempo, tristeza e impotencia, ya que después de todo “los iguales” no somos tan iguales, a pesar de que el artículo 39 de la Constitución establece que todas las personas somos iguales ante la ley y que debemos recibir las mismas oportunidades por parte de las instituciones.
Sobre el derecho a la educación, el artículo 63 de la Constitución establece que todas las personas tienen el derecho a recibir educación en igualdad de condiciones. Respecto a las personas que sufren alguna discapacidad, el artículo 58 de la Constitución establece que “el Estado adoptará las medidas positivas necesarias para propiciar su integración familiar, comunitaria, social, laboral, económica, cultural y política”2. En definitiva, la Constitución (que es vinculante) garantiza la igualdad formal, sin embargo, queda en manos de los poderes públicos y de los particulares, el logro de la tan anhelada igualdad material, que debe estar presente a diario en nuestro accionar y en las oficinas a puertas cerradas en las que se discuten las agendas, los proyectos, los planes de gobierno y las políticas públicas para garantizar el bienestar de todos los que habitamos en esta hermosa tierra de ricas y diversas costumbres.
Desde luego, la igualdad material no es una simple fórmula matemática, en la que 2+2 siempre es igual a 4, pero lo que sí debería garantizar la igualdad material es que personas como la joven del artículo publicado por el Listín Diario, puedan contar con las herramientas que les permitan aprovechar la educación recibida, para desarrollarse personal, profesional y laboralmente en un mundo cada vez más competitivo. Somos conscientes de que nuestro sistema educativo es muy limitado, que los recursos no siempre alcanzan y que un maestro no daría abasto si emplea diversos métodos de enseñanza para personas con capacidades distintas, pero ya urge dejar de lado las justificaciones, urge ejecutar planes de acción en favor de estas personas.